Nadie te menosprecie
(1Tim.4:12) NBLA
“No permitas que nadie menosprecie tu juventud, sino sé ejemplo de los creyentes en palabra, conducta, amor, feypureza”(1Tim.4:12) NBLA

Es fácil suponer que Pablo está pensando en que Timoteo debe defenderse frente a aquellos que lo menosprecian. Sin embargo, el versículo apunta hacia la responsabilidad que tiene Timoteo como líder joven. Él no debe dar lugar a posibles críticas. Él debe, más bien, silenciar las críticas por medio de una conducta honorable y evitar perder el enfoque de su llamado. Timoteo puede ser un líder joven, pero si cuida su vida, si anda en integridad, si predica la verdad y si trata bien al prójimo, entonces no va a dar fundamentos para que la gente lo desprecie. Se puede ser joven y ser respetado. Se puede ser joven y ser alguien quien influye en otros para bien (1Tim.4:12-16).
Este llamado no se limita a los jóvenes. No importa si somos jóvenes o viejos, hombre o mujer, negro o blanco, pobre o rico. Lo que vale es el ejemplo de vida, la integridad, la actitud, la relación con Dios y con el prójimo. Ser joven o ser viejo no nos da automáticamente derechos especiales ni más o menos autoridad.
En otro momento le escribió el apóstol Pablo a Timoteo: “Procura con diligencia presentarte a Dios aprobado, como obrero que no tiene de qué avergonzarse, que maneja con precisión la palabra de verdad” (2Tim.2:15) NBLA. La autoridad de Timoteo no radicaba en el título ni en la conexión que tenía con el apóstol, tampoco en su procedencia, sino en la manera como vivía y en la manera como manejaba la Palabra de Dios (2Tim.2:15-22 / Rom.14:15-20 / 2Cor.10:18 / Gal.1:10).
Si imitamos a Jesús podemos decir con autoridad lo que el apóstol Pablo le escribió a los Corintios: “Imítenme a mí, como yo imito a Cristo” (1Cor.11:1) NVI -1Tes.2:10 / Tit.2:7 / 1Pe.5:3.
A los Tesalonicenses le escribió el apóstol Pablo lo siguiente: “Pues ustedes mismos saben cómo deben seguir nuestro ejemplo, porque no obramos de manera indisciplinada entre ustedes, ni comimos de balde el pan de nadie, sino que con dificultad y fatiga trabajamos día y noche a fin de no ser carga a ninguno de ustedes. No porque no tengamos derecho a ello sino para ofrecernos como modelo a ustedes a fin de que sigan nuestro ejemplo. Porque aun cuando estábamos con ustedes les ordenábamos esto: Si alguien no quiere trabajar, que tampoco coma. Porque oímos que algunos entre ustedes andan desordenadamente, sin trabajar, pero andan metiéndose en todo. A tales personas les ordenamos y exhortamos en el Señor Jesucristo, que trabajando tranquilamente, coman su propio pan. Pero ustedes, hermanos, no se cansen de hacer el bien. Y si alguien no obedece nuestra enseñanza en esta carta, señalen al tal y no se asocien con él, para que se avergüence. Sin embargo, no lo tengan por enemigo, sino amonéstenlo como a un hermano” (2Tes.3:7-15) NBLA.
Reflexión
[1] ¿Cuál es la lección más importante que ha aprendido al estudiar este mensaje?
[2] ¿Cuál es el área en su vida que requiere ahora de trabajo, de cambios, de atención? Sea específico.
[3] ¿Qué pasos específicos va a dar para aplicar las lecciones aprendidas durante este mensaje? ¿Cuándo lo hará?
[4] Concluya sus reflexiones anotando una declaración de compromiso:
Mis apuntes
Conexión Íntima con Dios o Aplausos Humanos
“¡Tengan cuidado! No hagan sus buenas acciones en público para que los demás los admiren, porque perderán la recompensa de su Padre, que está en el cielo…
La Oración y la Autoridad de los Hombres en la Biblia
“Por tanto, quiero que en todo lugar los hombres oren levantando manos santas, sin ira ni discusiones” (1 Timoteo 2:8, NBLA)
La Poderosa Práctica de la Oración
En su primera carta a Timoteo, el apóstol Pablo nos da un mandato profundo y transformador que toda iglesia debe tomar en serio: comprometernos en oración por la salvación de todas las personas (1 Timoteo 2:1-8).