Liderazgo Eclesial – Pastores
(Hechos 20:28-31)
El pastoreo en la iglesia es una responsabilidad sagrada, establecida por el Espíritu Santo, y requiere de líderes que vivan en integridad, cuiden su propio testimonio y velen por la salud espiritual de la congregación, protegiéndola de las amenazas doctrinales y guiándola con dedicación y amor.
El apóstol Pablo proporciona en Hechos 20:28-31 una guía clara sobre el liderazgo dentro de la iglesia:
“Entonces cuídense a sí mismos y cuiden al pueblo de Dios. Alimenten y pastoreen al rebaño de Dios – su iglesia, comprada con su propia sangre – sobre quien el Espíritu Santo los ha designado ancianos. Sé que, después de mi salida, vendrán en medio de ustedes falsos maestros como lobos rapaces y no perdonarán al rebaño. Incluso algunos hombres de su propio grupo se levantarán y distorsionarán la verdad para poder juntar seguidores. ¡Cuidado! Recuerden los tres años que pasé con ustedes —de día y de noche mi constante atención y cuidado – así como mis muchas lágrimas por cada uno de ustedes” (Hechos 20:28-31, NTV).
Principios Fundamentales del Liderazgo Eclesiástico
[1] LA IGLESIA ES POSESIÓN DIVINA
La iglesia no pertenece al líder, pastor, anciano o cualquier otro título que pueda ostentar el dirigente; la iglesia es el pueblo de Dios. El líder tampoco actúa como intermediario entre los creyentes y Dios, puesto que Jesús pagó con su sangre por ellos, ahora todos tienen acceso directo a Él (1 Timoteo 2:5-7; Hebreos 8:6; Hebreos 9:15; Hebreos 12:24; Efesios 2:18; Juan 14:6; Hebreos 10:19-20; Hebreos 4:15-16). Es el Espíritu Santo quien designa a los líderes; el líder no se llama a sí mismo, ni se ganan o compran los ministerios o puestos de liderazgo (Hechos 8:18-21). El líder es un mayordomo que, un día, deberá rendir cuentas a Dios (Hebreos 13:17; Romanos 14:12; 2 Corintios 5:10-11).
[2] AUTOCUIDADO Y TESTIMONIO DEL LÍDER
El liderazgo comienza con el cuidado de la propia vida del líder, su testimonio, su relación con Dios y su relación con el prójimo, así como con su capacidad para ser un maestro que maneja correctamente la Palabra de Dios (2 Timoteo 2:15; 1 Timoteo 6:11-16; 1 Timoteo 3:1-7; 2 Corintios 4:2). Los líderes deben estar atentos a los peligros que puedan afectar su integridad y ministerio (Colosenses 4:17; 1 Timoteo 4:16; Hebreos 12:15).
[3] CUIDADO DEL PUEBLO DE DIOS
El líder tiene la responsabilidad de cuidar al pueblo de Dios, lo cual implica prestar atención y mantenerse en guardia contra los peligros que pueden afectar negativamente al rebaño de Dios. Específicamente, deben proteger a la congregación de los falsos maestros que distorsionan la verdad y se aprovechan de la gente (Mateo 7:15; Juan 10:12; 2 Pedro 2:1-3; 2 Timoteo 4:3-4). Estos falsos maestros se aprovechan de la falta de liderazgo sólido, sano y bien fundamentado en la doctrina bíblica. Por esta razón, todo líder aprobado debe ser un estudiante y predicador de la sana doctrina, dedicado con esmero y entrega a cuidar del rebaño de Dios según el estilo divino (2 Timoteo 4:2-3; Colosenses 1:25-28).
En conclusión, el liderazgo en la iglesia es una responsabilidad sagrada, establecida por el Espíritu Santo, y requiere de líderes que vivan en integridad, cuiden su propio testimonio y velen por la salud espiritual de la congregación, protegiéndola de las amenazas doctrinales y guiándola con dedicación y amor.
Reflexión
[1] ¿Estoy reconociendo que la iglesia pertenece a Dios y no a mí? ¿Cómo afecta mi percepción de la iglesia la manera como manejo mi rol como líder? ¿Cómo afecta mi percepción de la propiedad de la iglesia, mis decisiones y acciones como líder?
[2] ¿Estoy dedicando tiempo y esfuerzo para cuidar mi relación personal con Dios, asegurándome de que mi vida y testimonio sean un ejemplo digno de imitar? ¿Qué áreas considero que debo mejorar para fortalecer mi relación con Dios? ¿Qué pasos concretos debo dar para mejorar estas áreas? ¿Cómo afecta el cuidado personal mi capacidad de liderar al estilo de Jesús?
[3] ¿Cómo estoy respondiendo a la responsabilidad de enseñar y predicar la sana doctrina? ¿Estoy comprometido a estudiar y comprender profundamente la Palabra de Dios? ¿Qué y cómo debo mejorar en mi estudio y comprensión de la Biblia?
[4] ¿Estoy alerta y tomando medidas activas para proteger a mi congregación de falsos maestros y doctrinas erróneas? ¿Qué estrategias tengo en marcha para identificar y contrarrestar las enseñanzas falsas en mi comunidad?
[5] ¿Cómo estoy cuidando y pastoreando a la gente de Dios, mostrando un compromiso genuino con su bienestar espiritual y emocional? ¿Cómo puedo mejorar mi tarea pastoral demostrando verdadero interés por las personas?
Mis apuntes
La Oración y la Autoridad de los Hombres en la Biblia
“Por tanto, quiero que en todo lugar los hombres oren levantando manos santas, sin ira ni discusiones” (1 Timoteo 2:8, NBLA)
La Poderosa Práctica de la Oración
En su primera carta a Timoteo, el apóstol Pablo nos da un mandato profundo y transformador que toda iglesia debe tomar en serio: comprometernos en oración por la salvación de todas las personas (1 Timoteo 2:1-8).
Liderazgo eclesial – guiar a la adoración
Entre todas las funciones que debe cumplir la iglesia del Nuevo Testamento, tales como la predicación, la enseñanza, la evangelización, la comunión entre los hermanos, el servicio a los necesitados, etc., no debemos olvidar que la verdadera adoración debe ocupar el lugar predominante en nuestra vida personal y en la vida de la iglesia.