Una genealogía, ¿lectura agradable?
(Mt.1:1-17)
“El siguiente es un registro de los antepasados de Jesús el Mesías, descendiente de David y de Abraham: … Todos los que aparecen en la lista abarcan catorce generaciones desde Abraham hasta David, catorce desde David hasta el destierro a Babilonia, y catorce desde el destierro a Babilonia hasta el Mesías”
(Mt.1:1,17) NTV.

Alguien en mi familia hizo el trabajo de investigar la genealogía de nuestra familia y llegó hasta la cuarta generación, yo sería la quinta. Además, en esta genealogía hay dos ramas, una de mi padre y la otra de mi madre. En mi registro de nacimiento solo se mencionan mis padres. En mi genealogía conocida no hay reyes ni algún famoso, solo gente común y corriente y la historia de la mayoría no la conozco. Nadie me ha preguntado alguna vez por mi genealogía. ¿Por qué entonces aparece la genealogía de Jesús en dos Evangelios y cuál es su importancia? ¿Por qué comienza Mateo su Evangelio mencionando la genealogía de Jesús?
Debemos reconocer que para los judíos era normal e importante comenzar la historia de una persona mencionando su genealogía. Mateo comienza diciendo: “El siguiente es un registro de los antepasados de Jesús el Mesías, descendiente de David y de Abraham” (Mt.1:1) NTV. Una frase usual era: “el registro de los antepasados”. En el Antiguo Testamento encontramos frecuentemente listas genealógicas (descendientes de Adán hasta Noé – Gn.5 / naciones procedentes de Noé – Gn.10 / los descendientes de Sam y de Taré – Gn.11). La pureza del linaje importaba mucho en Israel. Un sacerdote no podía ser sacerdote si no demostraba que su registro de antepasados lo conectaba directamente con Aarón (Nm.16:40 / Esd.44:10-14). “Buscaron sus nombres en los registros genealógicos, pero no los encontraron, así que no calificaron para servir como sacerdotes” (Esd.2:62) NTV. Era impresionante que a Jesús se le pudo hacer un seguimiento genealógico completo y que además lo conectaba con Abraham y con David (Mt.1:1).
Y notemos algo más: la genealogía de Jesús fue ordenada por Mateo en tres grupos de a catorce generaciones cada uno (Mt.1:17). Esto ayudaba a memorizar fácilmente la genealogía. Pero también representan tres épocas de la historia de Israel. [A] Desde Abraham hasta David representa la época del nacimiento y del crecimiento de Israel. [B] Desde David hasta el cautiverio en Babilonia, la época de la decadencia y la cautividad. [C] Y finalmente, desde Babilonia hasta Cristo, la época de la espera y el cumplimiento de la venida del gran liberador. ¿Nota algo? Ninguna circunstancia, ni el fracaso del pueblo de Dios, ni el exilio, pudieron impedir que las promesas de Dios se hicieran una realidad. El mundo puede pasar por grandes crisis, y aun el pueblo de Dios fracasar, pero Dios siempre tiene un remanente y nunca deja de escribir Su historia (Gal.4:4 / 2Cor.4:17 / 1Jn.5:4-5 / Rom.8:31-39 / 2Pe.3:3-18).
Notemos que Mateo inicia su Evangelio con una genealogía que evidencia que Jesús viene del linaje mesiánico del hijo de David y que él es un hijo de Abraham (Mt.1:1-17). Nada podía ser más llamativo para los judíos que ver como se cumplían las profecías que tanto esperaban ver realizadas. Marcos nos dice: “¡Por fin ha llegado el tiempo prometido por Dios! —anunciaba —. ¡El reino de Dios está cerca! ¡Arrepiéntanse de sus pecados y crean la Buena Noticia!” (Mr.1:1-2) NTV.
Jesús es el cumplimiento de una profecía y de muchos sueños que tenían los judíos: “Del tronco de Isaí brotará un retoño; un vástago nacerá de sus raíces” (Is.11:1) NVI – (Is.11:1-5 / Is.4:2 / Jer.23:5 / Jer.33:15 / Zac.3:8 / Zac.6:12 / Apoc.5:5 / Apoc.22:16). Pedro hace mención de esta verdad en su primera prédica, habla del descendiente de David que se sentaría en su trono y de como la resurrección de Jesús lo confirma como Señor y Mesías (Hch.2:29-36). El apóstol Pablo anota que Cristo es descendiente de David según la naturaleza humana (Rom.1:3), y que el descendiente del rey David resucitó de entre los muertos y vive para siempre (2Tim.2:8) —Mateo también enfatizará en todo el Evangelio los asuntos del reino de Dios (Mt.1:1,16). Cristo mismo dice en Apoc.22:16: “Yo, Jesús, he enviado a mi ángel con el fin de darte este mensaje para las iglesias. Yo soy tanto la fuente de David como el heredero de su trono. Yo soy la estrella brillante de la mañana” (NTV).Y seguimos notando: En más de una ocasión asociaba la gente a Jesús con el descendiente de David (Mt.12:23 / Mt.9:27 / Mt.15:22 / Mt.21:9,15 / Mt.22:42-45 / Jn.4:29 / Jn.7:40-42 / Hch.2:29-36 / Rom.1:3 / 2Tim.2:8 / Apoc.22:16). Él fue y es el cumplimiento de la profecía. Él era la esperanza de la gente común y corriente, y es la esperanza de todos aquellos que lo reconocen como el Señor y Mesías. El Evangelio de Mateo une el Antiguo Testamento con el Nuevo Testamento —las promesas y la espera y el cumplimiento de las mismas (Hch.2:29-36). Jesús cumple con los requisitos para ser el Mesías, la tan esperada esperanza (Mt.1:1-17). Mateo enfatizará en más de una ocasión que Cristo vino a rescatar a todo el mundo, no solamente a los judíos (Mt.8:10-12 / Mt.2:1-12 / Mt.15:21-28 / Mt.28:18-20).
¿Por qué nos importa esto a nosotros, los que no somos judíos? Pues esta verdad nos dice precisamente que el retoño de David (el rey eterno – Mt.27:11 / Jn.18:36-37) va a traer la bendición de Abraham (el hombre con quien se inició el pueblo de Dios, el hombre que le creyó a Dios) a todas las naciones —“Todas las familias de la tierra serán bendecidas por medio de ti” (Gn.12:3 / Gn.22:18) NTV. ¡ALELUYA! Jesús no vino solamente para los judíos, sino para todo el mundo (Jn.3:16 / 1Jn.2:1-2 / 1Jn.4:14 / 2Cor.5:19-21 / Rom.11:15); vino para todos los que se acercan a Dios como Abraham, por fe (Rom.4:11,16 / Is.9:6-7 / Is.11:10 / Ef.1:18-22 / Ef.2:1-10).
oración
Gracias PADRE por amarnos y enviar a Jesús a este mundo para salvar y perdonar todos los pecados de todos aquellos que en Él creen. Gracias por el Evangelio que da testimonio de que Jesús es el Rey de reyes sentado en el trono, Él es el cumplimiento de las profecías, nuestro Emanuel, Dios con nosotros. Cuánto nos conforta el que, no importando las circunstancias que nos rodean, tú cumples Tus promesas, sigues escribiendo la historia y vienes con las Buenas Noticias de salvación, liberación y de vida.
“Alaba, alma mía, al SEÑOR; alabe todo mi ser su santo nombre. Alaba, alma mía, al SEÑOR, y no olvides ninguno de sus beneficios. Él perdona todos tus pecados y sana todas tus dolencias; él rescata tu vida del sepulcro y te cubre de amor y compasión; él colma de bienes tu vida y te rejuvenece como a las águilas. El SEÑOR hace justicia y defiende a todos los oprimidos” (Sal.103:1-6) NVI.
Reflexión
[1] ¿Cuál es la lección más importante que ha aprendido al estudiar este mensaje?
[2] ¿Cuál es el área en su vida que requiere ahora de trabajo, de cambios, de atención? Sea específico.
[3] ¿Qué pasos específicos va a dar para aplicar las lecciones aprendidas durante este mensaje? ¿Cuándo lo hará?
[4] Concluya sus reflexiones anotando una declaración de compromiso:
[5] ¿Cómo puede orar la iglesia (el grupo) por usted considerando las lecciones que aprendió?
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